martes, agosto 01, 2006

Mis primeras clases de yoga

Hace apenas unas semanas asistí a mi primera clase de yoga lleno de escepticismo, como suele ser habitual en mi. Ahora estoy claramente convencido de que está mejorando mi vida. Cada día descubro algo fascinante, física y emocionalmente. Como por ejemplo mi mano moviendose ante mis ojos consciente de que es observada o mis pulmones resoplando como cachalotes felices en medio del océano. ¡Benditos sean mi mano y mis pulmones, que estaban ahí sirviendome en silencio, generosos desconocidos!